En 1979, Jadav Molai Payeng, un joven local de 17 años de la ciudad india de Jorhat, encontró decenas de reptiles muertos en el banco de arena del río Brahmaputra por la falta de sombra.
Apenado por la muerte de los animales advirtió del asunto a los servicios oficiales que le dieron 20 semillas de bambú para que los plantara.
Posteriormente las autoridades forestales del distrito de Golaghat pusieron en marcha un plan para plantar 200 hectáreas de árboles en un área cercana.
Molai fue uno de las personas que trabajó en el proyecto que fue completado cinco años después.
Tras terminar el proyecto Molai decidió quedarse en la zona y seguir plantando árboles a diario en una de las islas arenosas que hay en medio del río Brahmaputra.
35 años después, la cruzada personal de Jadav Payeng, ahora de 50 años de edad, resultó en un enorme bosque casi dos veces mayor que el Parque Central de Manhattan (EE.UU.)
que en realidad no debería crecer en un suelo tan arenoso.
El bosque se llama Molai en un honor al apodo de Jadav.
No solo su bosque cambió el paisaje local, creando un lugar de sombra para los animales y la gente, sino que también frenó la desaparición de la isla —que iba disminuyéndose debido al flujo del agua en la arena— y ha creado una verdadera reserva natural que alberga tigres, rinocerontes, elefantes, otros animales grandes y pequeños, y varias especies de pájaros.
La increíble historia de Jadav Padeng le ha valido el reconocimiento de las autoridades indias e incluso en 2013 salió el documental “Forest Man” contando su vida.
Un ejemplo de como, si se quiere, la humanidad puede crear vida en lugar de destruirla.
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