Tras muchas experiencias llevadas a cabo, convencionales e innovadoras, se ha llegado a pautar como nutrir el suelo de forma orgánica, para hacerlo productivo y sostenible en el tiempo.
Para empezar, debemos decir que es la nutrición adecuada del suelo, y es el enriquuecimiento del suelo mediante abonos no agresivos, a fin de lograr realizar una actividad de jardinería sostenible en el tiempo.
En sí mismo, el suelo es un organismo vivo con millones de individuos, (que van desde los descomponedores hasta los hongos, pasando por insectos y lombrices), los cuales al relacionarse intercambian energía.
La incorporación de materia orgánica en los suelos es fundamental, tanto en sistemas orgánicos establecidos como en parcelas en transición. Eso sí, no hay que olvidar como será asimilada por los organismos del suelo y los vegetales.
A la hora de planear y diseñar el predio, hay que planificar las posibles fuentes de abono, determinar árboles y cercos vivos a plantar y proyectar el uso del espacio año tras año por medio de rotaciones.
Hay que ser cuidadosos con esto, ya que debe encontrarse el equilibrio entre las diferentes plantas, ya que la demanda de nutrientes está relacionada con la especie y con el estado fenológico del vegetal. La capacidad de absorción es proporcional al tamaño de las raíces y está relacionada con las relaciones que puedan establecer con los hongos y las bacterias del suelo.
A fin de asegurar un proceso continuo, que brinde una adecuada nutrición de los vegetales, hay que incorporar material orgánico ya descompuesto (de descomposición rápida) junto con otros de descomposición lenta. Los que descomponen en poco tiempo son: hojas tiernas, estiércol, barro de estanque, lombricompuesto y compost; los lentos son: astillas de madera, ramitas, y otros.
Un suelo rico en materia orgánica, además de nutrir a las plantas posee una estructura de desarrollo de las raíces y refuerza la capacidad del vegetal para absorver agua y alimentos. Esto lleva al buen desarrollo de las plantas, adecuadas condiciones de salud y mayor resistencia frente al ataque de enfermedades.
A fin de no desperdiciar nutrientes, se recomienda equilibrar el suministro y almacenaje de materia orgánica con las reales posibilidades de las plantas de aprovechar los alimentos. Para esto hay que considerar las especies cultivadas, cuál es la superficie de captación de sus raíces y planificar las rotaciones y asociaciones de cultivos, tanto anuales como perennes.
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