Resumen del ciclo de vida de la planta de Cannabis
El ciclo natural del cannabis comienza en la primavera cuando germinan las semillas. La planta crece y se desarrolla mientras los días se van alargando. A partir de mediados de verano, cuando los días empiezan a ser más cortos y las noches se alargan, las plantas comienzan a florecer. Es muy importante respetar este ciclo, porque si no será imposible cultivar con éxito.
El desarrollo floral se mantiene durante dos o tres meses y las plantas se cosechan a principios de otoño, entre septiembre y octubre, para la mayoría de las variedades índicas, y en noviembre, muchas sativas. Elcannabis puede crecer mucho y es fácil que alcance tres o cuatro metros de altura si tiene las condiciones adecuadas: numerosas horas de sol, tierra fértil y riego abundante. Eso sí, sus cuidados deben ser metódicos y con medios de calidad para poder sacarle el mayor rendimiento a la planta.
La germinación de la semilla
La vida vegetal nace con la germinación de la semilla. Las semillas contienen una plantita viva, pero en estado latente. Este proceso pasa por distintas fases:
- Cuando se combinan temperaturas cálidas y alta humedad, la semilla absorbe humedad y se hincha, y el agua que entra en la semilla hace que ésta se active. Se abre la cáscara de la semilla y asoma una pequeña raíz, la radícula, que se clava en la tierra profundizando cada vez más. Al penetrar en la tierra, la radícula empuja los cotiledones junto con la cáscara de la semilla fuera de la tierra. Los cotiledones son dos falsas hojas redondeadas que sirven de reserva de alimento. En los primeros momentos de vida, la semilla se alimenta de la energía acumulada en los cotiledones.
- Después de los cotiledones crece el primer par de hojas verdaderas. Son hojas de un solo foliolo. Los foliolos son cada una de las hojuelas que forman una hoja compuesta.
- Por último, vendrá el segundo par de hojas que tendrán tres foliolos, luego el tercero con cinco, y así sucesivamente. Según la variedad cultivada, las hojas pueden llegar a tener entre siete y trece foliolos.
El crecimiento de la planta
La Marihuana pasa por dos fases claras en su desarrollo: el crecimiento y la floración. La etapa de crecimiento o vegetativa abarca desde que la planta nace hasta que comienza a florecer, mientras durante este período el cannabis se dedica exclusivamente a crecer. Ayudadas por los largos días del final de la primavera y el comienzo del verano, las plantas pueden llegar a crecer varios centímetros cada día, intentando alcanzar el mayor tamaño posible. Conforme se van haciendo grandes su ritmo se estabiliza y es más difícil hacerla mayor.
Floración y fotoperiodo
Durante la floración la planta crece bastante, llegando a doblar su altura, y se dedica a llenar sus ramas de miles de flores que irán agrupándose hasta formar los cogollos. Dependiendo de la variedad de cannabis, la floración puede durar entre seis semanas y seis meses aunque la mayoría de las variedades de los bancos de semillas florecen en dos o tres meses.
A partir de la llegada del verano (21 de junio) la duración de los días comienza a acortarse. Cuando la duración de las noches alcanza un valor determinado, que depende de cada variedad de cannabis, la planta comienza a florecer. No lo hará mientras no tenga las horas necesarias de oscuridad ininterrumpida.
Polinización
Si las flores de la planta son polinizadas por un macho, dentro de cada una de ellas se formará una semilla. Si no son polinizadas, la marihuana se cosechará sinsemilla, con lo que su calidad será mucho mejor. Por esta razón los cultivadores eliminan a los machos, para evitar que puedan polinizar las flores y llenar los cogollos de cañamones.
Nuestras semillas son siempre feminizadas para evitar la aparición de machos que lastren la producción de cogollos resinosos. Esto se consigue gracias a un tratamiento que permite crear en nuestros bancos semillas que tengas exclusivamente los cromosomas XX, es decir, los cromosomas femeninos.
Por tanto, la calidad de la semilla es vital a la hora de de obtener una buena cosecha para el autoconsumo, tanto por el crecimiento como por la floración y los riesgos de polinización que supone. Las semillas hermafroditas también pueden dar buenos resultados, pero siempre menores que las feminizadas.
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