En las últimas estimaciones se calcula que la mayor cantidad de pesticidas que se usan en el mundo se realiza en jardines y huertas particulares por parte de los aficionados. Mucho más que en la agricultura comercial. La verdad es que es un dato terrorífico y que nuestras acciones sí importan a la hora de cuidar el medio ambiente. Sustituir todo o en parte dichos productos fitosanitarios por remedios naturales contribuirá realmente a que nuestros hijos tengan un mundo mejor.
Cuando tienes una plaga en tu jardín o en tu huerta lo primero es conocer al enemigo como dice Sun Tzu en su libro El Arte de la Guerra. Necesitamos saber qué insectos están atacando nuestro cultivo para encontrar y aplicar el remedio más adecuado. O cuales son los más abundantes en tu zona para tener un plan de actuación previsto.
Aunque la diatomita o tierra de diatomeas técnicamente no es un insecticida, se trata de una roca silícea sedimentaria formada por fósiles de algas microscópicas, resulta eficaz en la lucha contra los insectos. Espolvorearla en el jardín alrededor de las plantas a proteger hace que los insectos no se atrevan a atravesar la barrera que forman pues sus formas duras y agudas les molestan y evitarán atravesarla.
Agua y leche mezcladas a partes iguales y pulverizadas con una botella con spray funcionan muy bien para tratar el oidio. Es la enfermedad que produce el hongo oidium, típica de la vid pero que puede afectar a muchos otros cultivos.
En una botella con pulverizador vertemos agua, unas cucharadas de cayena en polvo y unas gotas de jabón líquido. Dejamos reposar un día o dos y agitamos bien antes del uso. Resulta un buen tratamiento preventivo y curativo para las plagas.
Para combatir a los gusanos blancos, larvas del escarabajo japonés, que atacan el césped, y otros cultivos, formando calvas en el mismo se suelen usar esporas de Paenibacillus popilliae. Se trata de una bacteria que al ser comidas por los gusanos les producen la muerte.
Para tratar las plagas de pulgones, ácaros y otros insectos de cuerpo blando podemos preparar una solución a base de agua, aceite de canola y unas gotas de jabón líquido. Un litro de agua, una cucharada de aceite de canola y unas gotas de jabón son suficientes para preparar la solución con la que pulverizaremos las plantas infestadas.
Los aceites esenciales también funcionan muy bien. Por ejemplo los de naranja y limón mezclados en agua y con unas gotas de jabón líquido van muy bien tanto para tratar como para prevenir las plagas. Además dejan un aroma muy refrescante y agradable.
El bicarbonato sódico es un gran tratamiento para las enfermedades fúngicas. Un litro de agua y dos cucharadas de bicarbonato son suficientes para preparar una solución antifúngica. Pulverizamos la planta afectada cada 2-3 días hasta que desaparezca la enfermedad.
El ajo infusionado en agua durante unos días nos sirve para preparar un buen repelente natural que mantendrá alejados a los insectos e incluso a los pequeños roedores y los conejos.
Para mantener alejadas a las moscas, abejas y avispas de nuestro jardín podemos usar aceite esencial de eucaliptus. Echando unas gotas por las zonas en las que solemos verlas habitualmente las mantendremos a raya.
La sal del Himalaya es también un magnífico tratamiento natural que podemos emplear tanto de forma curativa como preventiva. Dos cucharadas soperas de sal del Himalaya disueltas en 3 litros de agua forman una solución que podemos pulverizar sobre las plantas infestadas y también sobre las sanas para prevenir las plagas.
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