DOSIFICACIÓN
El cannabis tiene muchas variables que no encajan con el modelo médico establecido para la prescripción de medicamentos. La farmacología compleja de los cannabinoides, diferencias genéticas en la estructura y función de los receptores cannabinoides, así como las diferencias genéticas en el metabolismo de los cannabinoides, la exposición y experiencia previa con cannabis/cannabinoides, la tolerancia farmacológica a los cannabinoides, los cambios en la distribución/densidad de los receptores cannabinoides y/o en la función de estos como consecuencia de un trastorno médico, la potencia variable de la planta del cannabis, y los diferentes regímenes de dosificación y vías de administración utilizadas en los estudios de investigación contribuyen a la dificultad de establecer dosis precisas o una dosificación uniforme para la utilización de cannabis (y/o cannabinoides) como medicamento.
A pesar que no se han podido establecer dosis precisas, sí se han publicado algunas pautas de dosificación aproximada para la utilización de cannabis fumado o vaporizado. Además de estas posibilidades, el cannabis puede ser consumido en productos comestibles o bebido como infusión. Sin embargo, la absorción de estos productos por la vía oral es lenta y errática, la aparición de efectos se retrasa y su duración es mucho más larga en comparación con la inhalación (fumar o vaporizar). Por lo tanto, las dosis de los productos administrados por esta vía (ingestión oral) están aún menos establecidas. Otras formas de preparación descritas en la literatura informal incluyen mantequillas a base de cannabis, aceites (extracciones), compresas, cremas, pomadas y tinturas, pero nuevamente, no existe información científica formal sobre su dosificación y mucha de la información es de naturaleza anecdótica.
La dosificación sigue siendo altamente individualizada y depende en gran medida de una valoración de quien la utilice y del experto que “idealmente” debe hacer el seguimiento del paciente y de su uso. Se advierte a los pacientes que no tienen experiencia previa con el cannabis y que se inician con la terapia de cannabis por primera vez, comenzar con dosis muy bajas e interrumpir el tratamiento si se producen efectos secundarios inaceptables o indeseables. El consumo de cannabis fumado/inhalado u oral, deberá hacerse lentamente, esperando entre bocanadas durante unos minutos y en el caso de productos comestibles (por ejemplo, galletas, brownies, etc) esperar 30-60 minutos (como mínimo) entre bocados para medir para la fuerza de los efectos y evitar una posible sobredosis (efectos secundarios psicoactivos muy fuertes que se tornan molestos). En el caso de tinturas, extracciones, aceites, es recomendable comenzar con una gota, esperar un mínimo de 30 minutos valorar el efecto y aumentar una dosis más si es necesario.
Varios estudios publicados en la literatura revisada por expertos han sugerido que la mayoría de las personas que utilizan cannabis fumado o ingerido por vía oral con fines médicos reportó el uso de entre 10 a 20 gramos de cannabis por semana o aproximadamente 1-3 gramos de cannabis por día (sin estar establecida la potencia de las plantas utilizadas).
Es necesario recordar que fumar es la administración de cannabis menos adecuada para usuarios medicinales debido a los productos tóxicos derivados de la combustión que se inhalan en el proceso.
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