Estas ondulaciones o perturbaciones en el campo gravitatorio fueron generadas por la fusión de dos agujeros negros hace unos 1.400 millones de años
Los dos observatorios de detección de ondas gravitacionales, conocidos como LIGO y situados en dos puntos opuestos de Estados Unidos, han captado una segunda señal de ondas gravitacionales, tras la primera detección realizada el 14 de septiembre de 2015 pero anunciada el 11 de febrero de 2016, prácticamente coincidiendo con el centenario de la publicación de la teoría de la relatividad general por parte de Albert Einstein. Fue este científico quien predijo la existencia de las ondas gravitacionales, como una consecuencia de la teoría de la relatividad general, "aunque no creía que fuera posible medirlas al ser tan débiles", explica Bruce Allen, del Instituto Max Planck de Física Gravitacional, en una entrevista de Felicitas Mokler. "Tampoco creía en los agujeros negros. Hemos demostrado que estaba equivocado en ambas cosas, pero no creo que le hubiera molestado, más bien estaría encantado", comenta Allen.
Albert Einstein no creía que fuera posible medir las ondas gravitacionales
Esta segunda señal de ondas gravitacionales fue captada el 26 de diciembre de 2015, pero como ocurrió con la primera detección, ha sido anunciada varios meses después y esto se debe a las comprobaciones minuciosas que realizan los científicos antes de filtrar el hallazgo. "La primera vez que ocurrió no nos lo podíamos creer, la señal era tan fuerte y se veía tan perfectamente que nos llegamos a preguntar si verdaderamente era real", expresa Allen. "En las primeras semanas después del descubrimiento pensamos que alguien podría haber introducido una señal artificial por error o que se había olvidado de decírnoslo. Dedicamos muchos esfuerzos en excluir esta posibilidad. Al final lo teníamos claro: la señal se había originado en el espacio exterior. Habíamos sido testigos de un hecho: ¡dos agujeros negros se habían fusionado en una galaxia lejana!", añade.
"Informamos sobre la observación de una señal de ondas gravitacionales producida por la fusión de dos agujeros negros estelares", así comienza el estudio sobre esta segunda detección, publicado ayer en Physical Review Letters.¿Qué es todo esto de las ondas gravitacionales? ¿Qué han captado los científicos y qué importancia tiene?
¿Qué es todo esto de las ondas gravitacionales? ¿Qué importancia tienen?
En todo asesinato siempre queda alguna prueba, por pequeña que sea. Y en todo cataclismo ocurrido en el universo, por lejano que sea, tanto en el tiempo como en el espacio, siempre queda un rastro de ese evento destructivo, una señal que hay que saber interpretar. Los cometas y asteroides contienen información privilegiada sobre la formación del Sistema Solar y las ondas electromagnéticas pueden aportar datos del universo cuando tenía 300.000 años de edad, pero las ondas gravitatorias van más allá y pueden revelar cómo era el universo "cuando tan sólo tenía un segundo de edad", según explica Alicia Sintes, de la Universitat de les Illes Balears, a BBC Mundo. "El universo era opaco a la luz durante los primeros 380.000 años aproximadamente, pero las ondas gravitatorias lo atravesaron y esta es nuestra única herramienta potencial para indagar en el principio del tiempo", dice Salvatore Vitale, otro miembro del equipo de científicos de LIGO. "Con esta segunda observación ahora sí que estamos en la senda de una auténtica astronomía de ondas gravitacionales. Podemos comenzar a explorar la variedad de fuentes procedentes del lado oculto del universo", destaca Karsten Danzmann, del Instituto Max Planck de Física Gravitacional.
Los científicos han interpretado esta segunda señal y esto es lo que han aprendido: hace aproximadamente 1.400 millones de años, dos agujeros negros muy masivos se orbitaron mutuamente a gran velocidad, hasta que acabaron fusionándose y transformándose en un único agujero negro con un tamaño de 21 soles como el nuestro. Este fenómeno tan violento generó unas ondulaciones o perturbaciones en el campo gravitatorio que se propagan por el universo a la velocidad de la luz. La precisión de los observatorios LIGO es tal que se ha podido saber que la señal procede de las últimas 27 órbitas que realizaron los agujeros negros antes de fusionarse. "LIGO nos está proporcionando una nueva forma de observar algunos de los eventos más oscuros y energéticos de nuestro universo", declara Albert Lazzarini, directivo del Laboratorio LIGO. Comienza una nueva era en la astronomía.
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