A dos horas de Santiago por carretera, en plena región hortofrutícola de O'Higgins, un grupo de científicos chilenos se afana en crear una generación de "superárboles" resistentes a los dañinos efectos del cambio climático.
De tener éxito este experimento de alcance mundial, en 2019 podrían estar comercializándose las primeras especies resistentes.
Los "superárboles" estarían preparados para afrontar eventos como sequías, disminución del régimen pluviométrico y concentración en cortos periodos de tiempo de vientos, heladas y tempestades, todo ello como consecuencia del calentamiento global.
Los estragos del cambio climático en la productividad frutícola se asocian fundamentalmente con manifestaciones del llamado "estrés abiótico" (medioambiental), como las inundaciones, las heladas y los "suelos ácidos".
Además, los expertos prevén que para 2050, se habrá producido una drástica disminución de los recursos hídricos, con el consiguiente perjuicio para la agricultura.
OBTENER NUEVOS MATERIALES VEGETALES
Con la mente puesta en revertir esta situación, los investigadores del Centro de Estudios Avanzados en Fruticultura (CEAF) de Chile trabajan desde 2009 en el desarrollo de especies de árboles frutales que sean resistentes a las inclemencias.
"Estamos centrados en trabajar las raíces, el programa está enfocado a obtener nuevos materiales vegetales para los portainjertos", explica a Efe Felipe Gaínza, director de la línea de Mejoramiento Genético del CEAF.
El injerto es un método de propagación vegetativa artificial de los vegetales en el que una porción de tejido, procedente de una planta se une sobre otra ya asentada, de tal modo que el conjunto de ambos crezca como un solo organismo.
La parte de la planta en la se injerta la variedad, denominada portainjerto, contiene el sistema radical y una porción de tallo.
Los científicos trabajan en el desarrollo de nuevos portainjertos "que sean una alternativa a los que se utilizan comúnmente, que genéticamente están obsoletos", detalla Gaínza.
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