Por Miguel Gimeno.- Cuando la necesidad se adueña del momento siempre surge el ingenio y el talento. Aunque pensemos que es imposible, el tesón siempre nos llevará a encontrar esa pequeña luz que alumbrará la oscuridad para mostrarnos el camino a seguir.
En el número anterior seguimos de cerca como llevar a término con garantía de éxito la más utilizada de las técnicas de cultivo horizontal empleadas en cannabicultura de indoor. Si os mostramos bien de cerca en qué consiste un Sea Of Green (SOG) y cómo hacerlo nosotros mismos, en esta ocasión la técnica a analizar y que hemos puesto en marcha para hacer otro seguimiento especial es el S.C.R.O.G., procedente de las siglas en inglés de SCRreen Of Green, traducido literalmente como rejilla verde, y que los cannabicultores de nuestra geografía denominan Enmallado.
Esta es una técnica de optimización del cultivo que a pesar de brindar grandes resultados y estar ampliamente extendida su práctica en los E.E.U.U., Canadá y Holanda, no es muy usual el poder hallar un cultivo en nuestra geografía donde se venga aplicando esta técnica. Es importante pues, que comencemos a aplicar más asiduamente esta técnica que tan buenos resultados nos puede brindar.
Cuando estuvimos analizando el SOG apuntamos la obligatoria necesidad de tener que partir de esquejes, pues bien, en este caso, la técnica del SCROG nos ofrece la primera y clara ventaja que es la de poder partir tanto de semillas como de esquejes. Ahora eso sí, las semillas no deben ser regulares sino que han de ser feminizadas. Si sembramos semillas regulares nos podemos encontrar después de haber estado enmallando algunas de las plantas que éstas terminen siendo vistosos machos. En este caso no habría más remedio que tener que sacrificarlos si deseamos hacer un cultivo sinsemilla, de tal modo que no sólo se perderíamos producción y calidad, también el tiempo, el gasto en maceta, substrato y nutrientes, y todos los cuidados prestados.
Las variedades a cultivar también cambian respecto del SOG, ya que si éste nos forzaba a cultivar genéticas de porte medio, para favorecer una mayor horizontalidad, el SCROG, por el contrario, casi que nos invita a cultivar plantas de gran porte. Podemos permitirnos el cultivo bajo esta técnica de cualquier tipo de variedad sea cual sea su condición genética, se muestra ideal para las sativas muy puras.
Cuanto más sativas sean debemos ser conscientes que más se va a alargar la floración y más tiempo y dinero gastaremos en cuidados y mantenimiento del cultivo. Pero también hay que tener en cuenta nuestros gustos y predilecciones, si sentimos devoción por una variedad sativa muy pura con esta técnica podremos cultivarla sin tener que padecer tanto por su tamaño, ya que lo que más favorece el SCROG es retener el crecimiento vertical en pro de un crecimiento totalmente horizontal.
Con ello se da con la gran solución para poder cultivar estas variedades tan sativas que tanto porten llegan a alcanzar en los cultivos indoor. El lento arranque de su fase de floración se combina con un potente tirón final que parece nunca terminar. Esto se traduce en ejemplares cuyo cultivo en indoor se llegan a tornar casi insostenibles por el continuo esfuerzo que demandan a sus cuidadores para controlar su tamaño.
Como vemos, el gran problema que presentan las variedades sativas es, precisamente, el gran porte que llegan a alcanzar. Cultivar variedades índicas y sativas a la vez resulta contraproducente, puesto que los tiempos y ritmos de crecimiento y floración no son los mismos, y se producen grandes desajustes en el área de cultivo. El SCROG permite mantener casi a nivel el crecimiento de las plantas de genéticas opuestas, lo único que no se puede acortar la larga fase de floración que presentan las sativas, con lo que habría que hacer cosecha escalonada del cultivo.
Si no queremos hacer una cosecha escalonada, entonces no nos queda otro remedio que partir también de variedades que presenten unas características fenotípicas muy parecidas en cuanto a la velocidad de crecimiento y de floración, pero en este caso el porte ya influye menos, puesto que esta particular técnica lo que nos permite es frenar el crecimiento vertical en seco, y ello favorece la horizontalidad de las plantas.
Para facilitar la homogeneidad, en este seguimiento, se decidió por utilizar sólo una variedad. Tras previa consulta a catálogos de semillas, al final la decisión ha sido cultivar la variedad de Critical Neville Haze 2.0, del banco de Delicious Seeds. Esta variedad es el resultado de la hibridación entre la mítica Critical Bilbo con un espectacular clon élite de Neville Haze original. Con esta carta de presentación ya nos dice que es una variedad sativa a la que se le han acortado los tiempos de floración para hacerla más atractiva de cara al cannnabicultor.
Pero ¿qué necesitamos y cuáles son las peculiaridades de esta técnica?
Para poder aplicar esta técnica en nuestro vergel cannábico, basta con disponer de una pequeña malla o red de rejilla (5 cm x 5cm, más o menos) que debe abarcar toda la superficie sobre la que se pretende desarrollar el cultivo. La rejilla se debe colocar entre las plantas y la lámpara, para evitar el crecimiento vertical y provocar un mayor desarrollo horizontal.
La malla se coloca a una distancia de unos 20 cm (más o menos un palmo) por encima de las macetas. Si dejamos menos distancia, como se trata de un crecimiento horizontal, el tallo debe doblarse en exceso al ser menor la distancia, esto puede causar una rotura del tallo de la planta enmallada.
Si ponemos la malla a mayor distancia, hay que saber que a alturas superiores se disipa el efecto horizontal, ya que las plantas deben ganar en tamaño hasta que alcancen la altura de la rejilla, por lo que ramifican menos y necesitan más tiempo para cubrir la misma superficie de cultivo.
Una vez instalada la malla, la aplicación de la técnica en sí, consiste en bajar las ramas y guiarlas siempre por debajo. A medida que las ramas de las plantas van sobrepasando la altura de la malla nuevamente, volvemos a bajarlas y guiarlas y siempre por debajo, ojo con este detalle. Un error muy común consiste en entrelazar las ramas y la malla, a modo de planta enredadera pudiendo, de esta forma, padecer roturas y cortes en las ramas cuando estas comienzan a crecer.
Si escogimos contenedores de 7 litros como mucho para hacer un SOG, para el caso del SCROG tenemos más opciones. Como el número de plantas es mucho menor, podemos aumentar el tamaño de las macetas. Cuanto mayor sea el volumen a rellenar de substrato, más espacio van a tener las raíces para crecer y, por ende, mayor biomasa va a poder producirse, y se necesitará regar y abonar con menor asiduidad, al tiempo que disminuirán las posibilidades de padecer asfixias radiculares.
El gran problema de eta técnica es la gran cantidad de masa vegetal que se aglutina en un reducido espacio. Con tanta vegetación se favorece el desarrollo de plagas, y si el oídio o la araña roja atacan el cultivo, la lucha para poder mantener a ralla el problema va a ser agotadora. Es conveniente realizar tratamientos preventivos semanales, alternando un tratamiento con el fungicida preventivo con otro a partir de un insecticida biológico.
Para ello se puede usar el Organik Neem, un insecticida biológico elaborado a partir de aceite de Pongamia glabra (=Pongamia pinnata). Este producto realiza una importante función como fortificante de las plantas, pero lo importante es que también actúa como preventivo ante cualquier insecto patógeno que pueda atacar nuestro cultivo. En cuanto a fungicida se ha utilizado en el desarrollo del cultivo el Organik Fungui, que favorece fortalece el sistema inmunitario de las plantas mediante el uso de elicitores, resulta eficaz contra todo tipo de hongos patógenos, se trate de Fusarium, Phitophtora, Botrytis o Oidium.
De todos modos, para favorecer la aireación de las plantas podemos hacer limpias del exceso de ramas que produce esta técnica, sobre todo de las más bajas y delgadas. Esta operación se puede ir repitiendo a modo semanal, de paso con las ramas retiradas se pueden obtener esquejes con los que dar continuidad al cultivo una vez cosechadas las plantas. En cuanto observemos que las plantas han tupido cerca del 90 % de la malla ya podemos dejar de enmallar y reducir a 12 horas la duración del fotoperíodo del timer, para forzar el inicio de la floración de las plantas.
En este mismo momento es conveniente rellenar las macetas nuevamente con substrato mezclado con humus de lombriz, e incluso con humus puro. Con ello contrarrestaremos algo la pérdida de nutrientes que ha ido sufriendo el substrato durante los días de crecimiento.
La duración de la fase de floración, es evidente, que va a depender del tipo de variedad que hayamos escogido. Cuanto más genes de sativa presenten los ejemplares, mayor tiempo tendremos que estar esperando para poder cosechar. Es interesante que a las sativas más puras se le rellene de nuevo la maceta con humus y substrato cuando lleven mes y medio de floración.
Fuente: https://www.lamarihuana.com/tecnicas-de-cultivo-horizontal-s-o-g-2/
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