El espárrago es una planta perenne y su temporada de recolección es breve pero vale la pena tener aunque sean unos pocos en nuestro jardín casero.
Su sabor tan particular y su textura crujiente son una maravilla en la mesa.
Pero ante todo hemos de tener paciencia, sea cual sea el método de cultivo elegido, pues hay varios, no podremos comer nuestros espárragos como pronto dentro de un año.
El espárrago como tal es tan solo el brote tierno o turión de la planta que crece sobre todo bajo tierra. El tallo principal y las raíces forman la parte subterránea de la planta y la más importante. Los turiones si los dejáramos crecer formarían los tallos aéreos que producirían flores, frutos y semillas, pero eso no nos interesa en absoluto ya que las partes comestibles de la planta son precisamente esos brotes tiernos.
El espárrago necesita un suelo franco más bien arenoso y suelto que permita que las yemas broten sin problemas y debe contar con un buen drenaje. En cuanto al clima el óptimo de temperatura ideal es entre 18 y 25ºC, es decir clima cálido pero sin excesivo calor.
El espárrago se puede cultivar por semillas, plántulas o garras. La siembra por semillas debe hacerse en dos líneas separadas entre sí unos 25 cm y se deja un espacio de un metro para sembar otro par de líneas, es la forma más lenta de cultivar espárragos. Con las plántulas y garras podremos tener, en un clima cálido, cosecha ya al año de haberlas plantado. Se llama garras a los rizomas de la esparraguera que se pueden separar para el trasplante. Como mínimo deben pesar más de 20 gramos, siendo la garra ideal la que esté sobre los 60 gramos de peso.
La epoca para trasplantar las garras es en primavera y las plantaremos a una profundidad de unos 15-20 cm y con una separación entre ellas de 20-30 cm. Durante los dos primeros años hay que procurar mantener el terreno bien limpio de malas hierbas que puedan robar los nutrientes necesarios para el desarrollo de la parte subterránea de la planta.
Al año, en zonas cálidas, o a los dos años en zonas más frías podremos cosechar nuestros primeros espárragos en primavera y disfrutar de todo su particular sabor y textura
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