Muchas comunidades de todo el mundo viven en zonas de difícil acceso o en condiciones muy precarias, donde el tendido eléctrico no llega o bien se encuentra en muy malas condiciones.
Las energías renovables, en éstos casos y en todos los casos, no son solo una alternativa, sino una solución tan necesaria como eficiente. Pero, en muchas ocasiones, la gran desventaja con la cuentan son sus costos muy elevados.
Pensando en esto, el diseñador Kerem Ali Asfuroglu dio vida a Eight, una mini planta hidroeléctrica con botellas PET y es capaz de convertir el movimiento del agua en energía.
El dispositivo consiste en una turbina inserta en un tapón de rosca plástico. Cuando el agua fluye de una botella a otra por efecto mismo de la gravedad, la energía cinética de su movimiento se convierte en luz. Esto permite, según la cantidad de agua y el tamaño de las botellas, iluminar sitios oscuros.
Cuando la totalidad del agua haya pasado a la otra botella, al igual que un reloj de arena, tan solo debemos voltearla para volver a iluminar el lugar.
El tapón es universal y, por lo tanto, puede ser utilizado en botellas PET de distintas capacidades. Se calcula que una de dos litros es capaz de brindar hasta 15 minutos de luz; y luego tantos más de acuerdo a las veces que se active su mecanismo de reloj de arena.
El dispositivo tiene luces LED en ambas direcciones que se activan por medio de un generador movilizado por la fuerza del agua al caer; tal cual ocurre con una central hidroeléctrica.
Además, la distribución de la luz aumenta por la propia refracción producida en el agua y la forma de la botella.
Aunque aun no está disponible para la compra, los diseñadores están trabajando en hacerlo fácilmente accesible para que en todos los sitios del mundo no falte la luz y ésta pueda generarse de manera amigable con el ambiente, reciclando botellas de plástico y sin generar ningún contaminante.
Comentarios